Los pufs llevan ya unos cuantos años conquistándonos. Son muy versátiles y se pueden utilizar en cualquier habitación de casa, incluso en el baño o en la cocina. Los hay de infinidad de formas y colores, así que no hay excusa a la hora de elegir.
Tan importante es fijarse en la estética como en sus cuidados, ya que es imprescindible prestar atención a una serie de cuestiones para que se mantenga como el primer día.

Evita el contacto directo con el sol
Como sucede con los sofás de piel o polipiel, el sol no es ni mucho menos un aliado del puf. Todo lo contrario. Hay que evitar el contacto directo con el astro rey para que no se agriete el tejido. Y no solo eso, sino que también puede perder el color y el brillo originales, así que hay que tomarse muy en serio esta recomendación. De la misma forma que el contacto directo con el sol no le va bien, tampoco se recomienda que esté en contacto con fuentes de calor como pueden ser una estufa o un radiador.
Cuidado con el agua y la humedad
No todos los pufs son válidos para exteriores, así que revisa bien las recomendaciones del fabricante para evitar que al mojarse se pueda estropear. La humedad no les suele venir nada bien, así que evita cualquier tipo de contacto con el agua y sécalo bien después de cada sesión de limpieza.
Límpialo con un trapo suave
Hablando de sesiones de limpieza, es bueno tener en cuenta que ésta debe llevarse a cabo empleando un trapo suave. Con ello me refiero a un paño de microf...