Esta vieja granja en Workum, al norte de los Países Bajos, ha sido completamente renovada y es ahora un hogar familiar donde la preciosa cocina es el corazón de la casa, lo que más me gusta de este tipo de rehabilitaciones. Absolutamente llena de luz y con un inmensa mesa de madera en la zona central, invita a pasar las horas en ella en compañía. El resultado de la reforma aporta un estilo sencillo, rústico y que da un aspecto de interior vivido y personal. Los complemento y objetos son los protagonistas y con ellos se crean grupos: las plantas a un lado, a otro lado fanales que convierten juguetes en objetos preciados, damajuanas, platos, naturaleza muerta colgada de las paredes, colecciones de mariposas... Al ser una granja, los espacios resultantes son grandes y abiertos. Con un cierto aire entre nórdico e industrial, la cocina tenía que tener la encimera de acero inoxidable, práctica, resistente y también higiénica, donde su dueña pudiera elaborar deliciosos platos.
 En esta vivienda destaca la naturalidad con la que conviven muchos elementos y piezas vintage, con mobiliario lineal y moderno como el de la cocina, o materiales tan contemporáneos como el microcemento, logrando una armonía presente en todo momento por la reforma sufrida, al mismo tiempo que deja ciertas reminiscencias de lo que fue su vida pasada. Destacar también detalles como el contraste entre estancias como el comedor o zona de estar frente a la serenidad del dor...