Me encantan las cajas de madera antiguas, cajas que han pasado de ser un simple objeto de almacenaje y transporte de frutas y verduras a un deseado y casi ineludible objeto en la decoración de cualquier casa, escaparate y hasta oficinas.
De la fruta hemos pasado a almacenar mantas, juguetes, vinilos e incluso a usarlas como estanterías, mesas, taburetes y un sinfín de utilidades más dando siempre un aire rústico o vintage.
Las podemos ver incluso decorando eventos como bodas o comuniones, en rincones dulces o salados, en las zonas de bar y hasta como recipiente para entregar los regalos a los novios.
Hoy en día encontrarlas no suele ser muy difícil, en muchos mercadillos de antigüedades las venden o incluso en páginas de venta de segunda mano. El trabajo viene después, una vez llegan a nuestras manos hay que tratarlas contra la carcoma, limpiarlas y lijarlas sin quitarles demasiado el aspecto envejecido que las caracterizan.
A partir de aquí a gusto del consumidor. Si nos gustan de madera natural, las podemos hidratar un poco con aceite de linaza y dejarlas secar bien y, dependiendo del uso que les vayamos a dar, barnizarlas o aplicarle goma laca.
Otra idea, es darle color con pintura. Yo uso chalk paint y con un pincel un poco grueso y sin humedecerlo mucho de pintura, voy pintando de manera que quede como si estuviese mal pintada, así evito tener que lijarla después para envejecerla.
La decoración posterior puede ser también de infinitas maneras.
Decopag...