Estoy definitivamente inmersa en la onda de lo natural, de la integración interior-exterior, de reflejar lo vivo y lo natural en los espacios y aprovechar al máximo, si se tiene la dicha!, la naturaleza que nos rodee. Si no es así... crearla a nuestro antojo, e imponerla. 
Y con natural me refiero a lo verde, lo primaveral, lo vivo, pero también a la madera en estado original y salvaje, a lo seco, lo cobrizo de lo otoñal o lo grisáceo de lo invernal. Lo azul e infinito. Al final todo es naturaleza, en sus distintas etapas, tiempos y estados. 
Si se tiene la dicha de vivir rodeado de arboles o un gran jardín o bosque; traer estos elementos al interior otorga  al espacio la sensación de que no hay barreras, fronteras entre adentro y afuera. Elementos como  piezas de madera sin trabajar, bien sea mesas accesorias, mesas ratonas, un tronco de Ã¡rbol como pieza escultórica, un jardín interno que combine plantas verdes, piedras, agua y madera; lámparas hechas a partir de ramas secas, jardines verticales interiores, ... son maneras de mezclar lo externo con lo interno y darle continuidad. Si la arquitectura de la vivienda lo permite, los tragaluces en grandes formatos, son una excelente manera de dejar pasar la luz natural y de permitirnos tener un pedazo de cielo de día y de noche, dentro de nuestros espacios. 
Un pequeño árbol que sale del suelo y está en mitad de una estancia, bien en el living o algún espacio co...