La casa de la interiorista Laura Mas
Para la mayoría el puente de La Almudena es el pistoletazo de salida a la Navidad y cuando se aprovecha en familia para decorar nuestras casas y más aún este año que con las restricciones, no nos hemos podido mover. No sé a vosotros pero a mí se me ha llenado el móvil con las fotos de los árboles de mis amigos y familia, de sus decoración, ya ni os cuento todo lo que he visto en redes, aunque por ahí llevo viendo inspiración casi desde octubre. Aún no había llegado Halloween y muchos ya se estaban viniendo arriba con la navidad, poco más o menos que ponían calabazas y bolas a la vez. Este año estamos de lo más despistados.
Ya os comenté, no sé si por el blog o por Instagram, que no tenía ningunas ganas de decorar, así que lo delegué y desde hace diez días tengo la decoración puesta, cortesía de mi hija mayor (vaya que si no quería decorar, la voy a tener hasta en la sopa). Todos me dicen que no hay que perder el espíritu navideño, que ahora más que nunca hay que poner bien bonitas nuestras casas para darles ese toque de alegría. Admiro esa positividad, aunque espero el mismo respeto que yo tengo ante su actitud. Nunca me gustó la Navidad, o quizás cuando era muy pequeña sí, pero mi padre murió un 1 de enero cuando yo tenía 14 años, desde entonces nunca ha sido lo mismo. Recuperé algo de alegría por las fiestas cuando tuve a mis hijas, la sonrisa de un niño lo cura todo, pero ya son adolescentes y esa magia sencillamente, se ha esfumad...
Fuente de la noticia:
decofeelings
URL de la Fuente:
http://www.decofeelings.com/
-------------------------------- |
|