Una muestra de cómo somos se puede representar por el espacio donde se vive, es decir, nuestra casa. Esta muestra es significativa, siendo el reflejo material más fiel que se puede proyectar de nosotros mismos. 
La casa podríamos  considerarla como una radiografía de nuestra personalidad. Cada  vez más personas son conscientes de ello y se preocupan por tener su casa adaptada a su modo de vida. Vivir en una casa bien decorada y al gusto de cada uno provoca felicidad, pero esa felicidad hay que alimentarla para que crezca. Su alimento se llama decoración.
La decoración nunca debe estar cerrada, debe evolucionar y cambiar,  tal como hace la vida misma, y tal y como han hecho los muebles, como parte imprescindible de la decoración, a través de los siglos. 
Amueblando en el tiempo
Se puede fijar el origen del mueble en el Antiguo Egipto. Los muebles egipcios eran sencillos, adornados  con formas geométricas y en colores vivos.
Unos siglos más tarde, el mueble dio un gran paso en su evolución en la Antigua Grecia influidos por la filosofía.
Posteriormente, en la Época Románica, los muebles se van adaptando a  las necesidades de la sociedad, aunque continúan viéndose únicamente  como piezas funcionales.
A principios del Siglo XVI, comienza el estilo Plateresco, el cual tiene una gran importancia en los  palacios y edificios que se construyeron en esta época.
El Siglo XVII se caracterizó por una crisis general en Europa, azotada  por el hambre, la mi...