No es la primera vez que hablo de mi obsesión por los olores, sobre todo desde que tengo perro. Ya os conté que el aroma de tu hogar es la carta de presentación de cara a las visitas. Pero no solo nuestro hogar habla de nuestro aroma, también nuestras prendas de vestir. A no ser que te eches un litro de perfume de esos que marean en el ascensor. Personalmente en mi casa no abusamos de la colonia, me gusta cuando me despido con un beso de mis hijos y huelen al frescor de la ropa limpia.

Algo me ha sorprendido desde siempre es la capacidad de los niños en distinguir de quien es cada prenda de ropa por el olor. Aunque haya más de una sudadera o jersey igual en las perchas del colegio los niños distinguen a su propietario oliéndola. El detergente y suavizante unido a nuestro olor corporal dota de un aroma especial a cada persona. Además la mayoría de la am@s de casa cuando nos gusta un detergente o suavizante no solemos cambiarlo, por lo cual se convierte en el olor de las prendas de vestir, las toallas, las sabanas.......
El problema reside cuando, como en mi caso, toca lavar la ropa de deporte de mis hijos ¡Eso sí que es un reto para los detergentes¡ Prácticamente todos los días hay una o dos mochilas repletas de prendas para lavar, bien del fútbol sala del pequeño o del balonmano de la mayor.  Abrir una bolsa de deporte es todo un desafío para las papilas olfativas. Camisetas sudadas, ropa mojada y zapatillas ¡Sin calificativos! ...